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¿Qué diferencia hay entre una camilla eléctrica y una hidráulica?
A la hora de equipar una clínica de fisioterapia o un centro de estética, elegir entre una camilla eléctrica y una
camilla hidráulica es una decisión clave. Ambas están diseñadas para ofrecer estabilidad y comodidad, pero difieren principalmente en su mecanismo de regulación de altura y funcionalidad.
Las camillas eléctricas funcionan mediante uno o varios motores que permiten ajustar la altura, la inclinación del respaldo o incluso el tren inferior con solo pulsar un botón. Esto mejora la ergonomía del profesional y la experiencia del paciente. Son ideales para consultas de fisioterapia, masajes o tratamientos estéticos, ya que permiten cambios de posición rápidos, suaves y precisos durante la sesión.
En cambio, las camillas hidráulicas se ajustan mediante un sistema de bombeo manual con pedal, lo que requiere más esfuerzo y no ofrece la misma precisión ni fluidez. Aunque son más económicas, su uso prolongado puede resultar menos eficiente, sobre todo en entornos con alta rotación de pacientes.
¿Cómo funciona una camilla de fisioterapia eléctrica para masaje?
Una camilla eléctrica de fisioterapia incorpora motores silenciosos controlados desde un pedal o mando, que permiten regular la altura, el respaldo o incluso la inclinación de diferentes secciones sin esfuerzo físico. Esta tecnología facilita un trabajo más ergonómico y seguro, adaptando la postura del paciente a cada fase del tratamiento.
Gracias a su sistema de elevación, es posible recibir al paciente a baja altura y elevarlo después a la posición de trabajo ideal, sin comprometer la espalda del fisioterapeuta. Además, muchas camillas eléctricas para masajes incorporan ruedas escamoteables, apoyabrazos abatibles, portarrollos y otras características diseñadas para optimizar la atención en fisioterapia, osteopatía, masaje terapéutico o estética profesional.
En Fisiomundo puedes encontrar modelos versátiles como la
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